sexta-feira, setembro 03, 2004

CANTO PARA CLOVIS TROUILLE

El nácar crepuscular de unas uñas leoninas

El antifaz concebido como brote de musgo de un rostro cautivo de sus propios desatinos

La pantera feroz en contraste perfecto con los erectos senos y con las axilas en flor

Las manos diamantinas que al rozar la oscuridad de una cabellera bermeja parecen sostener todo el peso del Universo

La imagen instantánea de tantos óleos magnetizados por la brisa de lo irracional

La orgía de las fuentes lumínicas enardecidas por las bellas muchachas rendidas

La orgía del negro incorruptible y la desazón perpetua del tirano en retirada detrás de las bambalinas del paraíso y del infierno del trazo impresionista

El desvío de los ojos de la pecadora que desea transformarse durante una tormenta de nieve en jeroglífico de carne espléndida

La barca que le sirve al soñador como instrumento musical

El maniquí recién maquillado arrojado a las fieras desveladas

El obelisco que apunta sus crepúsculos silenciosos hacia un decorado pleno de costuras delirantes

Las rosas que hipnotizan

Los cortes abruptos en la arquitectura del colibrí del vals de lo inesperado

El exhibicionismo durante un descarrilamiento o una penetración amorosa a la luz de una vela enervada a la luz de un glande que no acepta negativas

El humo indomable de una boquilla de nácar

Las telarañas adormecidas por la canícula y los cielos bajos que aquietan a los palmares

El gabinete para sosiego de prestidigitadores

Clovis el pintor de los sueños inconclusos de las medias negras de seda inalterable de las diademas de almendro de las serpientes para ornar el paseo

Clovis muestra el secreto del origen del mundo encerrado en una mirada siempre la misma siempre otra.


Alejandro Puga
El Libro Amoroso

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