quinta-feira, novembro 11, 2004


Salomé / Gustave Klimt


Salomé


III


El sacro ritmo de la danza marca,
en la cintura, un junco que se quiebra;
en el torso, un gran lirio que se enarca,
y en los flancos, el anca de la cebra.


Ardiente el ojo inmóvil del Tetrarca,
en la armoniosa ondulación se enhebra
y enturbia el cristal, como la charca
cuyo fondo agitara una culebra.


En la fiebre divina que la impulsa,
Salomé es una ménade convulsa.
Danza con el furor de la bacante


que azota el dios en el antiguo coro,
hasta que por la sangre pululante
de Juan, resbalan sus talones de oro.



Rafael López
Obra poética

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